domingo, 11 de mayo de 2014




ENCUENTRO CON NUESTRA SOMBRA
Por Leonardo Díaz. Astrólogo Metafísico.

Algunas doctrinas religiosas enseñan que la humanidad vive influenciada por dos fuerzas que le acechan, la de un ángel bueno y la de un ángel malo, y que estas fuerzas intentan conducir al ser humano por el camino que lleva al cielo o por el camino que conduce al infierno. Estas doctrinas colocan a los humanos como si fuéramos un trofeo a ganar en la eterna guerra entre el bien y el mal.
   
Lamentablemente aun  se enseñan estas doctrinas, las cuales terminan por hacer mucho daño, ya que convierten la vida de sus creyentes en un total tormento.

La metafísica enseña que las tentaciones no provienen de afuera de nosotros. Las tentaciones son el producto de las acumulaciones en nuestro interior de todos esos sentimientos que hemos reprimidos por ser considerados impuros.

Esos sentimientos negados se alojan en la zona más oscura de nuestro inconsciente y desde allí nos asecharán en forma de extraños fantasmas y sombras. Esas energías negadas están formadas por energía psíquica muy poderosa la cual convertimos en nuestro  enemigo más temible.

La ira, la rabia, el resentimiento y la sexualidad reprimidos son las responsables de que en nuestro interior ocurra  la gestación silenciosa de esos monstruos que un día se asomarán a los escenarios de nuestras vidas haciéndonos actuar como si en realidad fuéramos tentados por alguna fuerza oscura.

 No se trata de que seamos poseídos por el mal, se trata de que nuestra energía reprimida se ha vuelto maligna y ahora se manifiesta fuera de control y como no la reconocemos como propia, creemos que es una fuerza externa que nos ataca.

Los grandes maestros espirituales nos enseñan que la energía siempre es hermosa, ya que su fuente es la Vida Divina. Enseñan que energía nunca es maligna, que se vuelve maligna si es distorsionada. Imagínate una corriente de agua cristalina que corre libremente y que por error la represamos convirtiéndola en un estanque.

Con el tiempo el agua que era transparente se enturbia y se vuelve putrefacta naciendo en ella larvas y otros bichitos. Igual ocurre con nuestra energía personal. Reprimirnos es insano, reprimirnos enferma al cuerpo y la mente en la que es imposible que el espíritu pueda manifestarse en su luz. Solo el espíritu puede brillar en un ser libre, pleno, sano, satisfecho, sin represiones, y es por ellos que los grandes maestros nos enseñan a mirarnos interiormente para así trasmutar cualquier distorsión.

Comprender la sexualidad y manifestarla con naturalidad nos vuelve mucho más puros. Siempre los mas tentados por la lujuria son los puritanos. Las estadísticas policiales registran que los violadores se encuentran en mayor número entre los reprimidos sexuales. Cuando aceptamos la rabia y el resentimiento, y conscientemente la transformamos a través del perdón, el amor florece y los monstruos generados por el odio oculto se esfuman, transmutándose en energía luminosa.

Lo verdaderamente importante es sanarnos desde la aceptación ya que solo tenemos poder sobre aquello que reconocemos, la negación fortalece la sombra. 

Los falsos moralismos fabrican monstruos en el inconsciente de los hombres. Cuando esto ocurre sin duda existe el Satanás de las tentaciones. Este Satanás, nacido de la energía distorsionada no tiene verdadero poder, no es dueño de ningún reino tenebroso. Para sacar de nuestras vidas la oscuridad tenebrosa o a Satanás no son necesarios los servicios de un exorcista, como en la famosa película. Estas energías llamadas malignas solo reclaman ser iluminadas con la luz y el amor de nuestras propias conciencias. En metafísica se le llama transmutación y sanación interior. Cuando la transmutación tiene lugar ocurre igual que en la historia de la Bella y la Bestia, donde el amor transforma a la Bestia en un hermoso príncipe.

La meditación nos permite mirarnos interiormente y llevar la luz de nuestro ser a esa totalidad que somos. De este modo nos volvemos seres integrados, totales, plenos, libres y realizados. El universalmente conocido psicólogo Carl Jung indicó que, “nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su propia oscuridad”.